Para nada

En realidad no importa, no importa ya. No importa que no me hayas contestado. No importa que haya dejado la puerta abierta solo para que entre el aire. Y las moscas. No importa. No importa que ya no nos conozcamos, que se haya desnutrido todo lo que nos unía, que se hayan incinerado los puentes, que la bomba atómica haya acabo con todo signo de vida. No importa nada de eso. No eres la primera persona que se va de mi vida. No serás la última tampoco. Cada año son menos los cumpleaños que tengo que recordar. Cada año son más los números que borro de mi celular. No importa que yo te haya esperado, que te haya buscado, que te haya perdonado. No importa que me hayas dolido en algún lado, hace mucho, sí, hace tanto. No importa nada, sabes? No importan las veces que le soplé viento a tus alas, que le regalé mis oídos a tus frustraciones, mis palabras a tu impaciencia. No importan las madrugradas que me desvelé con tu desvelo, la atención que le presté a tus sueños, la fuerza que inventé para arrullar tus miedos. No importan ya las palabras que no se dijeron ni las que se dijeron demasiado. No importan nisiquiera las que no dijiste en mi cara, si no a mis espaldas, a oídos de otros. No importa tampoco la rabia que te provoqué, la franqueza con la que te expliqué, la sinceridad con la que dijiste haber entendido. No importan ya ninguna de esas mentiras.

Ayer te ví y tú no estabas. Tú ya no eres. Ya no importas, ya no importas para nada. Créeme.


Imagen: Eternal Travelers, Roudolf Kharatian