ay niño, por las rendijas descuidadas de los muros que levanto alrededor. Te me cuelas, a sabiendas, por las ventanas que refrescan mis tardes anaranjadas de un otoño que comienza a enfriarme la razón. Te me cuelas, sí, despacito, por los poros de la piel adormecida en tu olor. Te me cuelas niño, convencido; te me cuelas y te cuelgas y te duermes y te abrazas de mi distraído, de mi adormecido , de mi sorprendido, de mi enloquecido corazón.
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1 comment:
Que lindo es colarse así y que se te cuelen a su vez. Es un juego maravilloso y lo expresaste muy bien, muy sonoro.
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