Monday, May 31, 2010

Decepción

Casi me muero de dolor. Cuando la existencia duele no hay remedios ni terapias ni cirujías ni pociones mágicas. Casi me muero de dolor y en silencio y a solas y adentro. Casi me muero, no exagero; pregúntale al aire que me negó tres veces, pregúntale al latido que se colgó del hilo, pregúntale a la sangre que coloreó mi piel, pregúntale a la mañana que me golpeó en la sien, pregúntale al vacío que me creció en el pecho. Casi me muero, no exagero. Casi me muero en silencio y a vendavales y a rojos brutales. Casi me muero, de a pocos y por entero. De pie. De rodillas. De desesperanza. De desolación.


Casi me muero; y tú, sonrisa atardecida, rosado ensimismado, geografía ausente de los mapas equívocos de la soledad. Tú, calendario imperturbable, silencio despistado, palabra carente, ausencia omnipresente. Tú, como dios, inexistente.


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6 comments:

F. Fabian S. said...

Te quiero, me dolió.
Desgarra, sangra.
Te quiero.Que mas puedo decir..

Soy ficción said...

...
Vaya, has cogido lo que tenía dentro y lo has convertido el texto exacto, preciso y necesario. Eres increíble.

Espérame en Siberia said...

Sin dolor no hay regocijo, encanto.

Muá.

Soy ficción said...

;D Soy, y me encanta tenerte conmigo a mi vuelta.

Elmo Nofeo said...

No vamos a dejar que mueras.

dulce said...

Qué placentero dolor....