A veces empieza así, como un remolino diminuto; como un pequeñísimo agujero voraz con sueños enormes de tragarse todo: las luces, las voces, las conecciones neuronales, las responsabilidades, el tiempo, el espacio, la voluntad. Todo lo desaloja del momento. Todo lo vacía del instante. Todo. Alguna vez conociste la nada? Esa energía aberrante que puebla los papeles en blanco. Esa gana de desgana. Esa náusea prescindible. Ese lapicero muerto. Ese pálpito frustrado. Saboreaste alguna vez la nada? La tuviste entre tus manos? Entre los dedos y el lapicero? Entre la espera y el suicidio?
A veces empieza así, como un remolino diminuto; pero termina, casi siempre, como un miserable gemido atragantado. Como un montoncito de suspiros mutilados. Como un puñado de latidos desperdiciados. Como un escupitajo de tinta malgastada. Como esto precisamente, completamente inútil, absolutamente innecesario, irremediablemente olvidable. Simplemente nauseabundo.
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4 comments:
No puedo creer, que te falte inspiración.
... Paciencia... de ésto conseguirás sacar algo creativo también. Todos necesitamos un tiempo en barbecho para sacar lo mejor de uno mismo.
Besitos.
Alguna vez viví eso, sí. Y no quiero volver :)
¡Mucha luz!
Y sí, sé lo que es eso, y se aloja en la boca del estómago y lo agria todo...
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