- Así que te vas a China.
- Ah sí! El próximo año, si se puede.
- Qué bueno! Te gusta viajar.
- Me encanta.
- A mí también, si tuviera plata me la pasaría viajando.
- Ah… ! Yo también…
- Y tu hermano viaja también?
- Ahora está en México de vacaciones.
- Ah, qué bueno. Y tú, a dónde viajas ahora?
- Este año me voy a Puno.
- A Puno? A Perú?
- Sí!
- Ah pero no viajas al extranjero.
- ……..
- Solamente conoces el Perú?
- El otro año me quiero ir a China.
- Ah sí? China?
- Sí.
- Y tu hermano viaja también?
- Ahora está en México.
- México? Si?
- Sí.
- Y a tí te gusta viajar al extranjero?
- Claro!
- Y a dónde te vas ahora?
- A China.
- A China! Qué bonito! A mí también me gusta mucho viajar. Si tuviera plata me la pasaría viajando.
- Mmmmmm… si, yo también…
Wednesday, May 28, 2008
Saturday, May 24, 2008
para mí
‘eres para mí, me lo ha dicho el viento, eres para mí, lo oigo todo el tiempo, eres para mí…’
- Julieta Venegas -
Ganas de decirte, de una buena vez, que eres para mí; que te despojes de las dudas, de las contrariedades, de las distracciones, de las persistencias inútiles. Ganas de contarte de una vez por todas el secreto; que dejes de responder lo que no te he preguntado, que dejes de colorear con colores que no te he dado, que dejes de silbar musiquitas que no te he enseñado, que dejes de adivinar acertijos que no he diseñado.
- Julieta Venegas -
Ganas de decirte, de una buena vez, que eres para mí; que te despojes de las dudas, de las contrariedades, de las distracciones, de las persistencias inútiles. Ganas de contarte de una vez por todas el secreto; que dejes de responder lo que no te he preguntado, que dejes de colorear con colores que no te he dado, que dejes de silbar musiquitas que no te he enseñado, que dejes de adivinar acertijos que no he diseñado.
Ganas de decirte que lo sé, que te duermas en mi instinto, en mi sexto sentido, en mis ganas, en mi plan; que es tu destino, y tu destino es solamente mío. Acéptalo de una vez, no alargues la espera vana, eres para mí, convéncete. No existe otra opción, no hay más estrellas que mis ojos, no hay más mañana que mi hoy, no hay más rincón que mi rincón, no hay más vereda que mi cintura, no hay más espejo que mi luna, no hay más razón que lo que quiere mi corazón. No hay más querer que lo que yo quiero que quieras.
Ganas de decirte, de una buena vez, que pienses lo que pienses, que sueñes lo que sueñes, que digas lo que digas, eres para mí; como la vida es de la muerte, como la lluvia es de los ríos, como los ríos son del mar, como el comienzo es del final.
Ganas de decirte, de una buena vez, que eres completa y absolutamente, solamente para mí; víveme. Víveme y serás feliz.
Ganas de decirte, de una buena vez, que pienses lo que pienses, que sueñes lo que sueñes, que digas lo que digas, eres para mí; como la vida es de la muerte, como la lluvia es de los ríos, como los ríos son del mar, como el comienzo es del final.
Ganas de decirte, de una buena vez, que eres completa y absolutamente, solamente para mí; víveme. Víveme y serás feliz.
Tuesday, May 20, 2008
Devuélvemelo
Otro día entero, de principio a fin, de azul a azul; otro día entero sin saber de tí. Ya no te espero, es verdad, pero tal vez te espero todavía. Ya no alguna caricia disfrazada de palabra por ejemplo, ya no algún beso envuelto en un mensaje de texto, o un abrazo colgado de tu voz en el teléfono. Se va terminando otro día completo, de comienzo a final, de sueño a sueño; otro día completo sin saber absolutamente nada de tí. Ya no te espero, es cierto, pero tal vez te espero un poco todavía.
Fue como un caramelo mágico esa noche en que salimos a cenar, fue una copa de vino delicioso encontrarme de a pocos en tus ojos. Garúaba fresco y caminamos despacio bajo la gotas coquetas que adornaban las veredas de Marzo ese viernes por la noche. Coqueta también tu camisa rosada que no me agradó mucho la verdad, aunque no dije nada; pero me encantó tu corbata, acuarelas colgadas de tu cuello, sonrisa nerviosa pintada en tu rostro. Te gustó a tí mi corte de cabello. Sí, es que ya se venía la primavera y llevarlo largo me da calor. Te gustó también mi anillo de flor, ese que compré hace muchísimos años no recuerdo dónde, tal vez en los hippies de Barranco, o tal vez en un ambulante cerca de la Universidad en la Benavides. Te gustó también el vino que pedí, pensando en tí, un pinot noir de Napa, sencillo y suave porque no te gusta mucho el vino complicado. A mí sí, aparentemente me gusta complicarme en todo, con todo lo que pueda, cada vez que puedo.
Esa noche los meseros limpiaban y limpiaban las mesas limpias y preguntaban si queríamos algo más a pesar de que ya habíamos pagado la cuenta; es que ya se querían ir a sus casas y obviamente nosotros no habíamos terminado de encontrarnos ni de escucharnos ni de enredarnos. No, no habíamos terminado de mirarnos. Así que paseamos un rato más bajo la garúa traviesa y nos miramos un poco más y buscamos entre nuestros horarios ridículamente ocupados un pedacito de tiempo para poder mirarnos más, y quizá más después. Y quizá otra vez.
Esa noche te besé. Te besé en la mejilla, sí, pero te besé. Y te abracé cortito, pero te abracé. Tú me invitaste la otra mejilla que dijiste estaba celosa y entonces también la besé, cortito, pero la besé. Esa noche qué larga fue, pero qué corta. Qué cuartos menguantes ni qué estrellas fugaces; dos pares de ojos solamente, dos pares de ojos descubriendo lunares y puentes, mares en la garúa, infinitos en las estrellas, árboles en las macetas, universos, universos misteriosos en los cortos y escasos silencios.
Habrá sido la sencillez del vino tinto, o la mágica garúa acaramelando las veredas iluminadas. Habrá sido una broma pesada. Habrá sido una breve intoxicación, una instantánea infección cupidal, una fiebre momentánea. Habrá sido solo un sueño, una alucinación, demasiados desvelos. Habrá sido mala suerte. Habrá sido tal vez la soledad. Cómo saberlo? Lo cierto es que la segunda vez que nos encontramos nos quedamos de pronto sin miradas. La magia se había desteñido entre tus ojos distraídos y mis suspiros aburridos. Qué día tan largo fue ese, pero qué largo. Qué cielos tan azules ni qué puente tan rojo; dos pares de ojos solamente, clavándose en el reloj y rezándole al sol que se duerma porfavor. Dos pares de ojos solamente, descubriendo sal en la azucarera, barro en la bañera, piedras en las sandalias, bomberos en el sol, razones erróneas y polillas, polillas apolillándose en los prolongados e incómodos silencios de ese largo pero larguísimo sábado de Abril.
Y sin embargo, te espero; sí, tal vez te espero todavía. Otro día entero, de negro a negro, otro día entero sin saber nada de tí. Ya no te espero, es verdad, pero quizá te espero un poco todavía. Te espero, sí, porque no tenías cambio de 50, y yo tenía uno de 20 para las limonadas después de la caminata hacia el puente, y te quedaste con el vuelto y sabes? - la gasolina está subiendo demasiado últimamente…
Fue como un caramelo mágico esa noche en que salimos a cenar, fue una copa de vino delicioso encontrarme de a pocos en tus ojos. Garúaba fresco y caminamos despacio bajo la gotas coquetas que adornaban las veredas de Marzo ese viernes por la noche. Coqueta también tu camisa rosada que no me agradó mucho la verdad, aunque no dije nada; pero me encantó tu corbata, acuarelas colgadas de tu cuello, sonrisa nerviosa pintada en tu rostro. Te gustó a tí mi corte de cabello. Sí, es que ya se venía la primavera y llevarlo largo me da calor. Te gustó también mi anillo de flor, ese que compré hace muchísimos años no recuerdo dónde, tal vez en los hippies de Barranco, o tal vez en un ambulante cerca de la Universidad en la Benavides. Te gustó también el vino que pedí, pensando en tí, un pinot noir de Napa, sencillo y suave porque no te gusta mucho el vino complicado. A mí sí, aparentemente me gusta complicarme en todo, con todo lo que pueda, cada vez que puedo.
Esa noche los meseros limpiaban y limpiaban las mesas limpias y preguntaban si queríamos algo más a pesar de que ya habíamos pagado la cuenta; es que ya se querían ir a sus casas y obviamente nosotros no habíamos terminado de encontrarnos ni de escucharnos ni de enredarnos. No, no habíamos terminado de mirarnos. Así que paseamos un rato más bajo la garúa traviesa y nos miramos un poco más y buscamos entre nuestros horarios ridículamente ocupados un pedacito de tiempo para poder mirarnos más, y quizá más después. Y quizá otra vez.
Esa noche te besé. Te besé en la mejilla, sí, pero te besé. Y te abracé cortito, pero te abracé. Tú me invitaste la otra mejilla que dijiste estaba celosa y entonces también la besé, cortito, pero la besé. Esa noche qué larga fue, pero qué corta. Qué cuartos menguantes ni qué estrellas fugaces; dos pares de ojos solamente, dos pares de ojos descubriendo lunares y puentes, mares en la garúa, infinitos en las estrellas, árboles en las macetas, universos, universos misteriosos en los cortos y escasos silencios.
Habrá sido la sencillez del vino tinto, o la mágica garúa acaramelando las veredas iluminadas. Habrá sido una broma pesada. Habrá sido una breve intoxicación, una instantánea infección cupidal, una fiebre momentánea. Habrá sido solo un sueño, una alucinación, demasiados desvelos. Habrá sido mala suerte. Habrá sido tal vez la soledad. Cómo saberlo? Lo cierto es que la segunda vez que nos encontramos nos quedamos de pronto sin miradas. La magia se había desteñido entre tus ojos distraídos y mis suspiros aburridos. Qué día tan largo fue ese, pero qué largo. Qué cielos tan azules ni qué puente tan rojo; dos pares de ojos solamente, clavándose en el reloj y rezándole al sol que se duerma porfavor. Dos pares de ojos solamente, descubriendo sal en la azucarera, barro en la bañera, piedras en las sandalias, bomberos en el sol, razones erróneas y polillas, polillas apolillándose en los prolongados e incómodos silencios de ese largo pero larguísimo sábado de Abril.
Y sin embargo, te espero; sí, tal vez te espero todavía. Otro día entero, de negro a negro, otro día entero sin saber nada de tí. Ya no te espero, es verdad, pero quizá te espero un poco todavía. Te espero, sí, porque no tenías cambio de 50, y yo tenía uno de 20 para las limonadas después de la caminata hacia el puente, y te quedaste con el vuelto y sabes? - la gasolina está subiendo demasiado últimamente…
Imagen: Umbrella Lights, Juarez Machado
Sunday, May 18, 2008
disappointed
Me has decepcionado tantas veces tú, que me sorprende que hoy se me anude la garganta y se me acumulen las lluvias todavía. Será que nunca será demasiado, será que la esperanza no muere nunca, la muy terca, la muy masoquista; será que nunca podré entender el tipo de persona que eres tú y que no soy yo, que no quiero ser nunca, jamás. Será que cada vez veo menos de mí en tí; sí, son tus ojos mis ojos de desiertos oscuros, y el color de mi piel pálida, y esa preferencia por la soledad también es tuya. Pero yo no soy y no quiero ser nunca esa indiferencia perenne, yo no quiero ser esa apatía incurable, yo no quiero ser esa inconcebible y ubicua brutalidad. Sí, brutalidad. Montañas de egoísmos brutos.
Ya no quiero más decepciones pero es obivio que a estas alturas te has convertido en un río interminable, caudaloso, patán. Seguiré pues desanudándome la garganta de vez en cuando y marcando con plumón grueso, negro e indeleble, bajo el brazo un álbum de fotos triste y desteñido, la línea que divide tus genes de los míos.
Ya no quiero más decepciones pero es obivio que a estas alturas te has convertido en un río interminable, caudaloso, patán. Seguiré pues desanudándome la garganta de vez en cuando y marcando con plumón grueso, negro e indeleble, bajo el brazo un álbum de fotos triste y desteñido, la línea que divide tus genes de los míos.
Imagen: Abstract I, Natasha Barnes
Wednesday, May 14, 2008
Me gustó.
Sí, me gustó descubrir una pizca de la vida detrás de esas letras. Descubrir un rinconcito del corazón que pinta esas palabras coquetas. Descubrir un pedacito más de tí. Me gustó. Jugar con las palabras, jugar a esconderme detrás de las preguntas, jugar a acortar las millas y los relojes y los mares. Jugar a jugar que jugamos.
Se fue todo el día en una ventana. Sí, me gustó, me gustó mirar por tu ventana. No me vayas a cerrar las cortinas, eh? Ni las persianas.
Se fue todo el día en una ventana. Sí, me gustó, me gustó mirar por tu ventana. No me vayas a cerrar las cortinas, eh? Ni las persianas.
Imagen: Summer Breeze, Alice Dalton Brown
Sunday, May 11, 2008
Vale Todo
pronto seré tu único demonio
la deidad ineludible
alrededor de tus ojos abriré mis propios surcos
sobre tu boca mi rictus
serán mías tus ganas
no solo me tendrás presente
me tendrás
podrás poseer hasta la más ínfima de mis partes
seré yo quien te posea
no importará la cerrazón de tus noches o el olor de un guiso casero
largaré a tus ángeles a tus bienaventurados ángeles
con mi presencia
me adueñaré de tí con la sutileza del artesano
escarbaré en tus entrañas hasta llegar a tierras húmedas
solo así sabré de qué están hechos tus hijos
te haré soñar sueños profanos
suntuosos
luego despertarás
nunca más del todo
para seguir siendo mi única morada
te sentirás tan nuevo que olvidarás las décadas que te anteceden
no habrá mesada ni liturgia que te salven de tenerme
- Josefina Barrón -
la deidad ineludible
alrededor de tus ojos abriré mis propios surcos
sobre tu boca mi rictus
serán mías tus ganas
no solo me tendrás presente
me tendrás
podrás poseer hasta la más ínfima de mis partes
seré yo quien te posea
no importará la cerrazón de tus noches o el olor de un guiso casero
largaré a tus ángeles a tus bienaventurados ángeles
con mi presencia
me adueñaré de tí con la sutileza del artesano
escarbaré en tus entrañas hasta llegar a tierras húmedas
solo así sabré de qué están hechos tus hijos
te haré soñar sueños profanos
suntuosos
luego despertarás
nunca más del todo
para seguir siendo mi única morada
te sentirás tan nuevo que olvidarás las décadas que te anteceden
no habrá mesada ni liturgia que te salven de tenerme
- Josefina Barrón -
Wednesday, May 7, 2008
de haber sabido
que escondías esa carta gris entre la muñeca y la manga, de haber sabido que buscabas tulipanes entre los pétalos de esos girasoles frescos que adorné con el jarrón, de haber sabido que querías enredarte con los hilos de las primaveras insoportables de este mayo incontenible, de haber sabido que jugabas a esconderte tras los ojos negros de la persiana que dejaste abierta aquella tarde, de haber sabido que ya habías dibujado nuevos trazos sobre el cielo anaranjado, de haber sabido que, a pesar de todo, nunca hubo ventana, ni puente, ni esperanza, ni persiana abierta siquiera, ni pétalos de ninguna flor que jamás se te ocurrió regalarme, de haber sabido que no todos los corazones laten al compás de los azules, que no todos los azules son azules encendidos, que no todas las primaveras son siempre soportables, que casi todos los mayos huelen a desague; de haber sabido que tu nombre era un acertijo incalculable, no habría jugado a descoserlo de sus letras, no lo habría nunca desnudado en mi voz, no habría comenzado tirando las primeras piedras…
Imagen: Odyssey of Red and Yellow, Fara Bell
Sunday, May 4, 2008
garabato 14
crepúsculos imposibles
atravezados
en tus ojos
abismos abismales
palabras demenciales
crepúsculos
imposibles
y tus ojos
atravezados
en tus ojos
abismos abismales
palabras demenciales
crepúsculos
imposibles
y tus ojos
Subscribe to:
Posts (Atom)