Wednesday, January 20, 2010
Friday, January 15, 2010
dejar de ser
Ya nisiquiera leo. Leer involucra pensar, y pensar duele. El intelecto comatoso y al borde de la muerte empieza ya a apestar. Empieza a descomponerse. Empieza a suicidarse, lentamente y de golpe, a suicidarse, a envenenarse, a asfixiarse, a cortarse las venas de la curiosidad, del interés, de las ganas, de la vida.
La televisión, corrupta y repulsiva, es una aspiradora que succiona la razón, succiona el pensamiento, la inteligencia, el entendimiento; succiona todo dentro de la pantalla plana y colorida, y aliviana el pasar de los minutos, de las horas, de los días, de las semanas vacías y moribundas. Y hediondas. De los meses. De la eternidad que es cada instante de una vida desperdiciada.
Ya nisiquiera leo. Ya nisiquiera escribo. Ya no soy yo, soy solo este hueco vacío, este ente que deambula por las habitaciones frías, este homo sapiens prácticamente inerte. Ya no soy yo. Ya no soy pero lamentablemente todavía soy lo que queda después de haber sido. Soy todavía, un poco soy; sería más fácil dejar de ser y seguir no siendo en la inmensidad de esta nada omnipresente, en la inmensidad de este vacío inexsistencial, en la inmensidad de la inmensidad solamente. Dejar de hacer y de ser. Y de soñar. Dejar simplemente que el tiempo me sea. Dejar de leer. Dejar de escribir. Dejar de soñar. Dejar de respirar. Dejar de ser.
Ya nisiquiera leo.