Te imagino contemplando los rompecabezas de la vida, desde un silencio febril, absorto, recorriendo los laberintos insondables del pasado. Te imagino pescando las nostalgias que se cuelan brevemente entre la tarde grisácea y tus ojos verdes. Te imagino sonriendo suavemente, con la mirada estacionada en un recuerdo celeste, con la mirada clavada sobre alguna musaraña del aire. Te imagino suspirando intermitentemente, apoyando tu mentón sobre tu mano izquierda, cerrando los ojos para ver con mayor precisión, jugando, como juegas, con tu ceja.
Te imagino dibujando los caminos caminados. Te imagino convenciendo a tus propias decisiones. Te imagino imaginando los colores secretos de esa noche inoportuna. Te imagino adivinando los enigmas de un corazón mar, de un corazón viento, de un corazón azul y cauto, rojo y precipitado.
Te imagino descifrando los rompecabezas inciertos y los laberintos sinuosos que nos confunden la vida. Te imagino así, absorto, imaginándome.
Imagen: Pensive, Susan Grice
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