Cómo hacerte ver que estás en tantas letras azules que describen mis días y mis tardes de insomnio y de soledad.
Cómo hacerte ver que se esconde tu nombre en tantas palabras cursis y tristes y rojas que pintan esos cuadernos viejos y azules.
Cómo hacerte ver que siempre estuviste aunque no estabas. Que siempre estabas aunque nunca estuviste.
Cómo hacerte entender que los hilos de tu indiferencia me tejieron soledades indelebles en el alma.
Que tus pocas palabras dulces me sembraron poemas bajo la almohada.
Cómo hacerte ver que vives, todavía, en la tinta que me esquiva y me espía desde los rincones. Y que espera, en silencio, mi regreso.
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