Afuera el viento silba y se golpea contra todo; y lo arrastra todo; y lo desordena todo. Adentro, en cambio, el silencio lo enmudece todo; y lo arrastra todo; y lo mancha todo de nada, de vacíos, de llantos amargos y de abismos insuperables. Adentro solo hay desesperanza. Resignación. Rabia. Rencor. Adentro solo estoy yo; arrastrándome, empeñándome en seguir. Azul terco. Azul iluso. Azul ensimismado.
Afuera el viento silba y se golpea contra todo; y lo arrastra todo; y lo distorsiona todo. Pero todo siempre es temporal: el viento, los pozos constantes, los precipicios. Te escucho viento, pero te ignoro.
Afuera el viento silba. Y el sol comienza a esconderse bajo el horizonte mientras el planeta, indiferente, gira.
Afuera el viento silba. Y me descuelgo, otra vez, del precipicio.