será tranquila y pura?’
- Federico García Lorca -
No llovía pero qué frío hacía. Menos mal que recordaste tu gorro y bufanda gris antes de salir a enfrentarte al invierno. No era invierno ya, pero igual hacía un frío del carajo y siempre parece que está más helado cuando no llueve. ‘ojalá esté abierta la tienda’. Habías estado esperando que saliera el último disco de White Stripes y querías escucharlo hoy mismo. No mañana ni pasado, hoy mismo. Cuando te obsesionas, te obsesionas; pero era domingo y las tiendas cierran más temprano. Había salido a la venta el jueves pero estuviste de campamento en Mount Shasta con amigos y recién habías llegado al área hacía unos minutos. El cansancio pretendía perforarte y aplastarte por completo, es que manejaste todo el camino de regreso a pesar de haber acordado en turnarse. La noche anterior se había salido de las manos y todos, todos habían tomado demasiado; todos menos tú, y no por ser la única persona responsable del grupo sino simplemente por esa maldita alergia al vodka, y anoche era lo único que quedaba. Tuviste que dejar a todos en sus casas antes de dirigirte a la tienda. ‘Me deben una’. Las cosas del cooler podían esperar, White Stripes te llamaba. Pero también el destino, no?
Cuántas luces rojas hasta Best Buy? ‘Qué impaciente eres, por eso tantas canas’ le dijsite al retrovisor con fastidio. No dijo nada, como siempre. Antes de bajar del auto apagaron el letrero de ‘open’. ‘damn! y ahora?’ ‘qué decepción’- suspiraron tus oídos vagamente. ‘wait, Barnes and Noble cierra a las 11pm todos los días’ - recordaste, así que para allá te dirigiste con los oídos sonrientes y convencidos que esta noche se deleitarían con White Stripes. Qué ingenuos.
‘…I’m talking to myself at night because I can’t forget…’ le cantaba la voz a los oídos impacientes en cada luz roja, ‘…and the feeling coming from my bones says find a home…’ Por fin encontraste dónde estacionar; te acomodaste el gorro y te enredaste el cuello en la bufanda gris antes de bajar del auto. ‘Qué primavera tan helada!’ le comentaste al frío mientras corrías a la puerta del establecimiento. Entraste velozmente y caminaste de frente a la sección de música alternativa que está al fondo del local, junto a los ventanales; y ahí en su propio display, el último disco, como esperando por tí. Pero no te esperaba algo más esa noche?
Por qué el Che en ese momento? Tenías el último cd de White Stripes por fin en tus manos y la urgencia por escucharlo pero un río en la memoria te llevó a la primavera pasada cuando viste un documental sobre él. Nunca le habías prestado atención a la existencia del Che ni conocías nada de su lucha ni de su significancia; pero una amiga prácticamente te obligó a ver el documental cuando se apareció en tu departamento con el dvd y una botella de Merlot. Nunca te había importado mucho el tema de la revolución cubana ni nada por el estilo. No sabías casi nada de su vida pero el documental te había abierto el apetito curioso. Pero por qué lo recordaste esa noche en esa tienda y justo en ese momento? Hacía casi un año que habías visto ese documental y aunque pensaste mucho en él después de verlo, lo habías olvidado por completo durante varios meses. ‘Aquí también venden libros’ pensaste en ir a buscar alguno para darle una ojeada por lo menos. Te resultaba fascinante que una persona como él, de una situación económica estable y con un futuro prácticamente infalible, haya dado todo de sí por querer cambiar el mundo. Muchos lo veían como un terrorista pero tú descubriste que sentías un poco de admiración por un hombre que dejó todo lo conocido por luchar por sus ideales. ‘Es lo más honesto que se puede ser en la vida’. Querías leer un poco sobre él, querías ver fotos y conocer sobre su vida antes y después de esa revolución en Cuba. Querías meterte en tu auto y escuchar a White Stripes, llegar a tu casa, darte un baño y escuchar un poco más antes de dormir; pero la imagen de ese revolucionario te hincaba la curiosidad. ‘a ver pues, por dónde están los libros’. Los oídos iban a tener que esperar a que los ojos encontraran su destino. Y el corazón, no?
Llegaste después de dar casi una vuelta entera por toda la tienda a la sección de literatura biográfica que está justo al lado de la sección de poesía en castellano, donde susurrando ‘yo pronuncio tu nombre, en esta noche oscura, y tu nombre me suena más lejano que nunca…’ estaba yo, con mi gorro marrón y mi bufanda anaranjada, con los ojos sumergidos dentro de eso libro verde, con los suspiros acariciando las palabras de Lorca, con un principio de bronquitis brutal, sin haber tomado mis antibióticos, sin presentir siquiera que venías y con la absoluta ignorancia de haber estado esperándote toda la vida.
Imagen: Happy Energy, Barbara Aliaga