esperando
esperando
imaginando
esperando
desesperando
esperando
enfermando
pero una llamada tuya bastará para sanarme
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Lo difícil es seguir cada mañana. Lo difícil es levantarte de la cama cuando la espalda duele, cuando las piernas duelen, cuando la existencia duele, cuando las paredes duelen, cuando el aire duele. Lo difícil es vivir cuando vivir duele. Lo difícil es doler y seguir.
Pero te levantas y sigues. Y sonríes. Y ríes. Y te guardas los rincones. Y te guardas los silencios. Y te guardas la existencia y las paredes. Y te guardas, todo, te guardas.
Hasta que pase la tormenta.
Imagen: Abstract Variations I, Pascal Magis
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una hoja en blanco. un sueño en blanco. horas y horas en blanco. una idea en blanco. un día entero en blanco. semanas y semanas en blanco. un descalabro en blanco. un vacío en blanco. una mente en blanco. un suspiro en blanco. una náusea en blanco.
tantos colores y yo en blanco.
qué asco.
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Mientras me tomo una copa de Malbec y me sirvo más brie sobre el pan fresco que acabo de traer de Raley’s, y me recuesto cómodamente sobre este sofá reclinable de cuero marrón, y me cubro con una colcha roja que compré en Puno el año pasado porque ya es diciembre y el frío no pierde tiempo en enfriarnos, el señor Obama anuncia la continuación de la guerra en Afganistán, hasta según él, finales del 2011. Mientras me sirvo una segunda copa de Malbec, me dice este presidente por quien voté hace casi 13 meses, que ha autorizado mandar 30,000 soldados más a Afganistán. 30,000 personas más.
Me cuenta el presidente Obama que ya hay unos 60,000 soldados en Afganistán. 60,000 hijos, hijas, madres, padres, hermanas, hermanos vivos todavía en Afganistán. Cuántos han muerto ya? Y apartir de Enero empezarán a llegar otros 30,000 seres humanos más. Solo en Afganistán. Solo en uno de los tantos lugares donde este país ‘lucha por la democracia, libertad y seguridad mundial’ porque este ‘gran país no pretende invadir ni utilizar los recursos de otros países para beneficio propio’. Mientras se enfría el pan que acabo de tostar, un golpe de náuseas y de rabia me golpea el estómago.
Mentiras. Asquerosas mentiras, sí. Pero y los soldados que siguen allá? Los que no van a poder volver todavía? Los que no volverán mas? Y los afganistanes qué? Los que viven en un país invadido desde el comienzo de su historia? Los que nunca han conocido un mundo sin rifles, sin bombas?
Se deshace el delicioso brie en mi boca mientras pienso que mis problemas, que estos insomnios, que estos dolores de estómago, que este stress, que este desempleo y esta semi-depresión no son nada. Que hay problemas más serios y ajenos a mí porque mi hermano, mi mamá, mi primo no son soldados. Porque él tampoco es soldado. Porque yo no soy un soldado. Porque yo no vivo en Afganistán.
Mientras 30,000 familias reciben las noticias del señor Obama con miedo, con ansiedad, con frustración, con rabia, yo me sirvo una tercera copa de Malbec y cambio de canal. Cambio de canal porque estas noticias han sido muy deprimentes y frustrantes. Cambio de canal porque quiero distraer la mente. Cambio de canal porque tengo mis propios problemas y mis propios miedos. Cambio de canal porque quiero olvidarme de esto.
Mientras 30,000 madres miran a sus hijos con el corazón apretado, yo cambio de canal, y olvido. Como olvidas tú también. Como también el resto de los 308 millones de habitantes de este imperio mentiroso y arrogante olvidan, y cambian de canal.