Friday, August 10, 2007

Aprendiendo

Esa mañana saliste a la misma hora de siempre a tomar la combi para la Pre. Pero esa mañana, qué pasaría por tu cabeza que decidiste caminar un poco más allá del paradero. Qué pasaría por tu mente esa mañana, que caminando y caminando te alejaste más de 50 cuadras bajo la húmeda garúa limeña. Te pusiste los audífonos de tu walkman y caminaste por toda la Avenida Benavides hasta llegar al parque Kennedy. Qué música escuchabas? Te daba un poco de miedo andar caminando sola por la calle con un walkman en la mochila pero no te importó mucho, no? En qué pensabas? En qué pensabas cuando te sentaste en el parque donde los hippies se reunían por las tardes? Pensabas en tirarte todo el día hoy? En quedarte paseando por Miraflores en vez de ir a la Pre? Y qué ibas a hacer por ahí? Caminar? Pensar? Leer algo? Quedarte en la calle, con toda la garúa que ya te había empapado completamente después de haber caminado casi 60 cuadras? Todo estaba cerrado y había un guachimán que te ojeaba… estaría prohibido sentarse en el parque a las 8am de un día de invierno?

Qué preocupaciones te absorbían a tus 17? Muchas, verdad? Demasiados complejos y manías, demasiados miedos e incertidumbres, demasiadas rabias y estallidos. Demasiados demonios interiores. Demasiadas decepciones. Demasiado de todo. Nadie te entendía. Nadie. Nadie te veía. Nadie te escuchaba. Nadie sabía que estabas aquí, mojándote y sentada en un parque vacío con un guachimán cerca. Nadie sabía de las tormentas y terremotos que ocurrían bajo tu piel desde hacía varios años. Desde la infancia, no? Desde que tenías uso de razón, desde que adivinaste tu posición en la vida, desde que adiviniaste tu historia. Nadie sabía de los volcanes congelados que habitaban en tu mente. De esas pesadillas reales, de esos pensamientos que te paralizaban la respiración, de esos colores infernales que te pintaban la habitación. Ya conocías ciertas profundidades a esa edad, ciertos pozos; y sabías donde estaba esa pistola, nadie adivinaba que a veces la visitabas. Ya habías imaginado los sesos esparcidos, ya habías tenido visiones inmundas. Ya habías sentido esa curiosidad demente. A esa edad, ya habías aprendido a diferenciarlos y a intuír esas visitas endemoniadas, pero años más tarde recién aprenderías a controlar esos demonios, a apaciguarlos, a dominarlos. A los 17, por más que tratabas de convencerte, la soledad todavía no era tu amiga. Era una necesidad sí, pero un suplicio, un desconcertante abismo, una droga maldita. A tus 17, todavía no sabías de los diferentes colores de esa soledad que se convertiría en tu aura. La odiabas, pero la necesitabas. Pasarían muchos años dolientes hasta que por fin aprendieras a entenderla, y ella a tí. Pasarían muchas noches negras hasta que aprendieran las dos a complementarse, a vivir juntas, a crear esa simbiosis que te mantiene viva todavía, viva y azul.

El guachimán se empezaba a acercar así que decidiste dejar tus cavilaciones para otro día y caminaste a la esquina a tomar la combi para la Pre. Qué pérdida de tiempo esa Pre, no? No aprendiste absolutamente nada académicamente, pero aprendiste cosas más valiosas, cosas de tí, recuerdas? Aprendiste a decir no enfáticamente y empezaste a tomar decisiones a pesar de la controversia en casa, a pesar de los berrinches de otros. Aprendiste que la línea que te habían trazado no te gustaba y no la seguirías, y tampoco heredarías expectativas ni decepciones. Aprendiste a escuchar los gritos de tu alma, los reclamos. Te sirvió de algo por lo menos esa Pre. Quién diría que en un viejo edificio medio desmoronado en el otro lado de la ciudad, y rodeada de criminales y cucarachas, encontrarías tu voz. No fue decisión tuya ir ahí, pocas habían sido decisiones tuyas hasta entonces. En dos años tomarían una gran decisión que cambiaría el curso de tu vida, el rumbo de tus huellas, pero esa sería la última. A partir de los 19, ya el resto de las decisiones serían sólo tuyas, todas tuyas. A partir de los 19, tu vida sería únicamente responsabilidad tuya. Pero no sabías eso todavía y si lo hubieras sabido, te hubieras asustado, verdad?

No sabías a esa edad, que años despu
és, en otra ciudad, en otro hemisferio, serías la misma adolescente de 17 años para siempre, pero más pulida, un poco más parada, un poco menos asustada, y ya con una pequeña población de canas. No sabías mucho entonces, no? aunque pensaras todo lo contrario. Así es la adolescencia, así son los 17.

Sacaste el sencillo del bolsillo y tomaste la combi para la Avenida Brasil. Llegarías 3 horas tarde pero te importaba un pepino. Al fin y al cabo, ibas a la Pre a socializar y a comer esos ricos sánguches de pollo con papitas al hilo y mostaza. Y a encontrarte, y a aprender…



Imagen: Odalisque IV, Orange, C.Comijn

19 comments:

Anonymous said...

...el tiempo circular...

Unknown said...

Muy estimulante tu prosa y tu relato, Sol... Viviendo se aprende.... Besos,
V.

George said...

si pues a los 17 no hay muchas respuesta... y cuadno porfin encuentras las respuestas ya tienes nuveas preguntas...

Evora said...

Imposible no leer y disfrutar hasta la últina letra de este relato...con sabor a verdad. Estupendo.

Que rico, venir después de días y poder pasarme largo rato disfrutando de tus letras, experiencias, sensaciones y sentimientos.

Un abrazo, Ev.

Pío Daniel said...

muchas cosas pero ebrio estoy, leo blogs ebrio, hago pollo empanizado y me ha botado aceite que se yo solo que me ha gustado y me haz sacado una lagrima, es de encontrarse y aprenderse suave...graxiuas

9 said...

Una bonita expresión de la libertad. A veces se puede huir de los compromisos, si así se desea.

Besos.

Terefer said...

Quien a los diecisete no se siente libre?
Cómo dice la canción: "Quien a los quince años no dejó su cuerpo abrazar....
Besossss

Sebas said...

Prefiero ser mayorcito. Hay un monton de cosas que a los 17 se me escapaban. Lo que probablemente es el encanto de tener esa edad, supongo.

Principeeto said...

Todavía se usan walkmans?

AnaR said...

No siempre es fácil la adolescencia , sino más bien compleja y más cuando se tiene un universo propio y hondo y ganas de ...romper con un día.

Muy bueno.


Un abrazo

Juan Arellano said...

Vaya, creía q era el único q por dentro se siente de 18 a pesar q eso quedó atrás hace mucho. Saludos.

Pedro Ramírez P. said...

lo que me encantó es que tu relato me volvió a llevar a Lima y a muchas expresiones comunes nuestras que ahora escucho poco y nada...además obviamente del fondo del relato, muy bueno.
Muchas bendiciones

DonGalleto said...

Pues mis 17 ya quedaron a 10 años de distancia de mi epoca actual jojoj

Excelente texto

Saludos

Patricia Angulo said...

"Volver a los 17"...mientras te leía esa canción me sobrevolaba.

Sabés? Se te percibe una mujer profunda, intensa y seguramente no serías esto que se deja ver en tus letras, si no hubieras sido esa niña a los 17, así que por mas oscuro que haya sido ese trayecto, por mas demonios con los que te hayas cruzado, han valido la pena!!

Hermoso blog, te estoy leyendo!

Fr@nk M!Ch@ell said...

La mayoría a los 17 años nos llenamos de inseguridades y sobre todo muchas dudas que no sabemos como resolverlos. Pero de todos ellos se aprende, con las dudas y problemas fortalecemos nuestras decicisiones.
Excelente relato. Saludos desde Huánuco

Mi Angel de la guarda said...

hola, primera visita a tu blog, me gusta mucho lo que escribes..
Bueno a los 17 uno es un poco inseguro, hay muchos sue�os, tambi�n muchas preguntas y pocas respuestas, pero es parte del crecer tambi�n.
Te seguir� visitando...
saludos
Alas,..

Gasper said...

Todas las edades tienen su valor, pero los 17 además tienen la magia del comienzo del fin.

Besos (sí, 17)

Mónica said...

Muy buen relato y como dijeron más arriba está circular. Lo que lo hace un buen relato. Me gustó mucho.
Bsss.

Las ManoS FriaS said...

"pensamientos que te paralizaban la respiraci�n."

hola hola!!
pasaba a saludar e invitarte a visitar mi blog


te dejo mucho cari�o y buenas vibras



adios